Espuma de frambuesa. Deliciosamente esponjosa.

Vasitos de espuma de frambuesa

Complaciendo la petición de todos los que lo probasteis en la degustación del sábado pasado en Sweet Vintage Kids, os paso los detalles para preparar este esponjoso postre, ideal para hacer con y para niños.

La receta es del recién estrenado libro "Las recetas de la felicidad" de Sandra Mangas, de la que soy fan absoluta porque prepara unos platos súper originales y algunos muy sencillos. Esta fórmula en concreto, no lo puede ser más y a los peques les encantará.

Ingredientes para 8 raciones (a mí me salieron 12 vasitos pequeñitos del tamaño de un Danonino):

* 200 ml de agua

* 1 sobre de gelatina (La receta original era de fresa pero a mí se me antojó hacerlo de frambuesa, que me parecía más original. Yo utilicé un sobrecito de Royal de 85 gr)

* 350 ml de nata muy fría (con 35% de materia grasa)

* 4 cucharadas de azúcar blanca

* colorante rosa (opcional)

Calentar el agua en un cazo al fuego. Cuando empiece a hervir añadir la gelatina y remover hasta que esté completamente disuelta. En este momento incluir el colorante si lo deseas (yo no lo utilicé y quedó un rosa muy bonito). Dejar enfriar en la nevera hasta que empiece a tener algo de cuerpo, sin que llegue  cuajar.

Mezclar la nata con el azúcar y batir con varillas a alta velocidad hasta montar la nata. Batir hasta el punto justo. Cuidado con excederse porque se perderá la textura esponjosa.

Recuperar la gelatina y batir con varillas hasta que esté espumosa. Entonces añadir la nata y mezclar de forma envolvente con ayuda de una espátula para que quede aireada.

Repartir la mezcla en los vasitos deslizándolos a derecha e izquierda sobre una superficie plana con movimiento rápido para que la parte superior quede lisita y bien terminada. Meter los vasitos en la nevera durante al menos una hora para que tomen la consistencia y cuerpo ideales. Pasado ese tiempo los vasitos estarán listos para ser degustados. Si te apetece puedes decorarlos con unas frutitas del bosque o, si eres goloso, con un churrete de nata. Yo no le añadí nada para que nadie de la familia tuviera excusa para no probar. Así que listo para postrear.

Lo mejor es que ni si quiera hay que molestarse en repartir. Tus hijos podrán servirse ellos mismos. ¡Sólo necesitarán una cuchara para disfrutarlo!

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