21 de febrero de 2014

DISFRAZ DE ROBOT CON MATERIAL RECICLADO Y ADIÓS A MI MÁQUINA DE COSER



Tenía una idea genial para un post carnavalero, dado que ya se acerca la fecha. Os iba a a hacer un paso a paso para crear un disfraz que os iba a sorprender. No era complicado y queda muy gracioso, peeeeeeeeeeeeeero me he quedado sin máquina de coser!!!!

¡Sí que ha durado mucho mi entusiasmo con la costura! Estaba más feliz que una perdiz con mi nuevo descubrimiento y hace unos días cosiendo una sorpresita para mis hijas, de repente y sin más, el motor dejó de funcionar. Claro que ya me lo han dicho en la casa de reparación, era una máquina como de juguete. "Pues hacía sus buenas costuras, oiga" pero debe de ser que no la he tratado con todo el cariño que requiere. Aunque la señora que me atendió, expertísima donde las haya, cuando le conté lo sucedido, me recomendó hacer una nueva adquisición dado que el arreglo me cuesta más que una nueva.

Así que, hasta que busque, compare y encuentre lo mejor, mis costuras tendrán que esperar. Me guardo mi idea de disfraz hecho a máquina para cuando pueda retomar. Y como estoy llena de ideas y proyectos y siempre tengo alternativa decidí traeros un tutorial de cómo preparar un disfraz de robot, que no requiere tela ni costura.

El resultado es una chulada y puede ser una actividad muy divertida para preparar con los propios niños. El diseño es de Emma Hardy, diseñadora y estilista, además de madre de dos niños. Lo he sacado de su libro "Disfraces divertidos para niños", que os recomiendo porque tiene algunos muy sencillos y explica cómo hacerlos a la perfección. Lo vais a comprobar con el de robot.



Material:
- Caja de cartón de 40 x 35 x 50 cm aproximadamente
- Caja de cartón de 25 x 23 x 28 cm aproximadamente
- Cúter
- Regla de metal
- 46 bolitas de poliespan de unos 2 cm de diámetro
- Cola blanca
- Pintura al agua y brocha
- Tapones de botellas de diferentes tamaños
- Papel de colores
- 2 tapones altos (tipo detergente)
- 3 tapones anchos y planos
- cola de ratón
- cinta adhesiva

Elaboración:
1. Corta las tapas de las dos cajas y ponlas boca abajo. En la caja grande, que es para el cuerpo, hay que hacer los agujeros para sacar los brazos. Dibuja en los lados opuestos un círculo de unos 10 cm de diámetro ayudándote de un objeto redondo (por ejemplo un plato). El círculo debe estar centrado a derecha e izquierda y separado unos 9 cm del borde superior. Corta los círculos con un cúter.
2. Coloca la caja pequeña, que es para la cabeza, encima del cuerpo, dibuja el contorno y retírala. En los lados izquierdo y derecho del contorno, y empezando por las esquinas, corta dos ranuras de 6 cm x 3 mm. Traza dos líneas paralelas a las ranuras a 2,5 cm de ellas por el lado interior y corta el rectángulo resultante.
3. Haz un corte de 4 cm en todo el borde inferior de la cabeza en las partes anterior y posterior. En los lados corta un rectángulo central de 4 cm de profundidad y tan ancho como la distancia entre las ranuras del cuerpo. Corta dos círculos para los ojos en la parte frontal de la cabeza a unos 4,5 cm de distancia entre sí y a 8 cm de la parte superior.
4. Corta y pega dos rectángulos de cartón en la parte delantera del cuerpo. Corta 44 bolas de poliespan por la mitad. Pega 18 mitades en cada una de las caras de la caja del cuerpo al rededor de los bordes y a una distancia más o menos similar entre ellas. Pega una mitad en cada una de las esquinas de la caja de la cabeza.
5. Pinta el cuerpo y la cabeza con la pintura utilizando la brocha. Da tantas manos de pintura como consideres para conseguir el acabado deseado. Recuerda esperar el tiempo de secado entre mano y mano. Cuando tenga el color que te gusta, deja secar por completo.
6. Pega los tapones de botella sobre los rectángulos de cartón de la parte delantera simulando los botones de control. Haz formas y pega los papeles de colores para simular los marcadores. Puedes pegar un rectángulo en la cabeza para dar forma a la boca.
7. Pega dos tapones anchos y planos a los lados de la cabeza y sobre ellos los tapones más altos. Haz un agujero en el último tapón ancho e introduce dos tiras de cola de ratón. Asegúralas con cola y ponles en el otro extremo las bolas de poliespan haciendo un agujerito en ellas. Séllalas también con cola. Pega el tapón completo en la parte superior de la caja de la cabeza.

¡El disfraz está listo para comenzar la aventura!!



Recordad que el niño deberá ir con ropa bajo su disfraz porque si no, ¡¡no podrá merendar!!!

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18 de febrero de 2014

Social Coffee: "Niños creativos, niños más felices"

Hoy una nueva entrada de psicología en la que Juana Duffill profundiza sobre el apego, concepto en el que ya nos introdujo en un post anterior, que puede leer pinchando aquí.

Os recuerdo que el próximo miércoles 19 a las 18,00h tendrá lugar una nueva sesión de Social Coffee, conducido por Juana bajo el título "Niños creativos, niños más felices". Podéis encontrar más información aquí.

Os dejo con ella.

EL DESARROLLO DEL APEGO



Voy a dedicar este post a explicar cómo se desarrolla el apego. Como ya comenté en el post anterior, el apego es la relación afectiva más íntima e importante que los seres humanos establecemos. Es una relación muy especial que se establece con pocas personas y que permanece durante la mayor parte de la vida de una persona.

Esta relación comienza a formarse desde el nacimiento. En un inicio, el bebé establecerá una relación de apego con sus cuidadores principales, que generalmente son la madre y el padre. Más adelante, estará preparado para establecer vínculos de apego con otras personas cercanas: hermanos, abuelos, etc. A medida que va creciendo, podrá formar relaciones de apego con personas no pertenecientes a su grupo familiar, como pueden ser amigos, maestros, etc.
El desarrollo de las relaciones de apego comprende una serie de fases:
De 0 a 12 semanas
En los primeros meses de vida el bebé realiza una serie de conductas de apego (llorar, mirar, abrazar, etc.) para mostrar a sus cuidadores que tiene un malestar y necesita su cuidado, contención y regulación. 
En esta etapa, los bebés reconocen algunos aspectos perceptivos de sus cuidadores principales como son la voz y el olor, pero no existe un reconocimiento global de las personas. Aceptarán los cuidados de distintas personas siempre que les traten adecuadamente.
De de 3 a 6 meses
En esta época, los niños ya son capaces de discriminar entre unas personas y otras. Comienza a aparecer una preferencia hacia sus figuras de apego y el bebé empieza a dirigir sus conductas de apego hacia ellas. A pesar de ello, seguirán aceptando el cuidado de personas desconocidas, siempre que éste sea adecuado.
El bebé va formándose una idea sobre la manera en que sus figuras de apego responden a sus manifestaciones de malestar.
De 6 meses a 3 años
A partir de los 6 meses, los bebés muestran una clara preferencia hacia sus figuras de apego  y comienzan a consolidar su relación de apego con ellas. A los 9 meses, la relación de apego ya está totalmente consolidada. Los niños utilizan a las figuras de apego como una base segura desde la cual explorar e ir conociendo el ambiente que los rodea.
En esta época aparece el rechazo y la desconfianza a los extraños y el niño responde a la separación de la figura de apego con reacciones de protesta y ansiedad.
A partir de los 3 años
Los niños comienzan a aceptar mejor las separaciones de las figuras de apego. Comienzan a sentirse seguros en ausencia de éstas. Son capaces de entender que, aunque se marchen un rato, volverán para cuidarles. Esto le permite al niño tener una mayor independencia y abrirse al establecimiento de nuevas relaciones de apego con personas ajenas a la familia (amigos, maestros, etc.).
Juana Duffill Gavito

Y vuestros hijos ¿en qué fase están? ¿Ya se quedan tranquilos cuando no estáis con ellos o todavía necesitan de vuestra compañía como pequeñas lapas? Para ayudarles en las separaciones, podéis ofrecerles un objeto de apego que poco a poco harán suyo y les aportará tranquilidad en vuestra ausencia. ¿Conocéis los doudous de Moulin Roty? En nuestra tienda encontráis una selección de sus personajes más cuidados con unos tejidos súper suaves y una gran variedad de colorido.


¡Venid a conocerlos!
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10 de febrero de 2014

La elección del centro educativo. Difícil decisión.

Yo me vi obligada a llevar a mis hijas a la guardería cuando tan sólo tenían unos meses y lo cierto es que, a pesar de la dureza del momento por la separación, no fue difícil elegir cuál sería el centro. Sólo visité dos guarderías, la primera no me resultó atractiva en absoluto y con la segunda tuve un feeling especial desde el momento en que crucé la puerta, un buen presentimiento que luego se cumplió hasta que mis hijas finalizaron esa etapa. Sin embargo, la búsqueda del colegio sí me supuso muchos más quebraderos de cabeza. Fue una difícil decisión en cuya balanza tomaban parte muchos factores. Ahora estoy muy contenta con la decisión que tomamos, pero fue muy meditada.

Como sé que muchos estáis en ese momento y queriendo ayudaros un poquito, he pedido la colaboración a una experta, Leyre Jiménez, madre, maestra especializada en Educación Infantil y Primaria, responsable y conductora desde 2003 de la escuela de padres "Profesorado-familia: misión compartida", apasionada de todo lo relativo a la lecto-escritura y al tratamiento de lenguas y volcada en el aprendizaje cooperativo e inteligencias múltiples.

Le he planteado unas preguntas, cuyas respuestas estoy segura de que os pueden orientar en la búsqueda del centro educativo para vuestros hijos.

Retrato de Leyre Jiménez realizado por su alumno Álvaro


¿Qué es lo primero que deben plantearse unos padres cuando comienzan a buscar colegio para sus hijos?

Ante la llegada de un bebé, los padres comenzamos a hacer preparativos: cunita, ropita, habitación… aspectos sumamente importantes y que alegran y llenan de ilusión nuestra espera y que tras la llegada de nuestro hijo, nos resultarán de suma ayuda.

Igualmente indispensable, o incluso más, es planificar y abordar en pareja cuál va a ser el proyecto educativo que queremos marcarnos de cara a la educación de nuestros hijos: qué valores les queremos transmitir, en qué aspectos queremos incidir, en qué cuestiones nos mantendremos firmes, qué aficiones queremos promover en ellos… Es la familia principal agente educativo y responsable de todo este tipo de cuestiones pero no debemos olvidar que el colegio va a ser literalmente la segunda casa de nuestros niños. En él van a conocer a los que serán sus amigos más queridos, su "profe" más guapa… Es aquí donde asumirán roles, progresivamente se irán haciendo más autónomos, aprenderán a vivir en sociedad... y por eso, es indispensable una elección exhaustiva y acorde a nuestros principios y prioridades en la que va ser una de las decisiones más importantes de nuestra vida, papás y mamás, y sobre todo, en la de nuestros hijos.

¿Dónde se puede encontrar un listado de todos los colegios de una localidad? 

En las Delegaciones de Educación de cada comunidad, nos pueden facilitar la oferta escolar de cada zona. Especialmente interesante es el ranking con los 100 mejores colegios de España que publica anualmente el diario “El Mundo”. (Podéis descargar aquí el último publicado en marzo de 2013).

No obstante, una vez realizada una primera selección, recomiendo aprovechar las Jornadas de Puertas Abiertas que los colegios organizan en período de matrícula. Son una ocasión ideal para visitar in situ las instalaciones, para comprobar cuáles son los proyectos en los que está inmerso el centro, para conocer sus premisas educativas, para acerarse al personal…

Otra opción interesante es visitar la web de cada centro o incluso solicitar una entrevista personal para recabar información y obtener respuesta de este modo a todos nuestros interrogantes.

¿Qué posibles preguntas podemos hacer sobre el programa educativo / oferta educativa?

Es imprescindible tener una idea global de la misión, visión y valores del centro. Conviene saber en qué proyectos de innovación participa el colegio, qué metodologías se utilizan, en qué planes o iniciativas se trabaja, si se utilizan materiales propios…

Es importante conocer el tratamiento que se les da a las lenguas; si se trata de un colegio bilingüe, plurilingüe… y cuál es el enfoque a la hora de enseñar una segunda lengua extranjera o al incidir en la lengua materna.

La presencia y uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en el centro a día de hoy es indispensable. Conviene saber desde qué edades los niños tienen contacto con las nuevas tecnologías, cuál es el equipamiento informático del colegio: ordenadores, notebooks, pantallas digitales…

La atención que se presta a la diversidad es de vital importancia; cómo se actúa para detectar y dar respuesta a las características personales de cada niño. Cómo se atienden sus necesidades académicas específicas, cómo se incentivan sus talentos, cómo se acompaña o ayuda a quien necesita reforzar algún aspecto académico o personal…

El seguimiento cercano del alumnado es vital: ¿Se llevan a cabo sesiones de tutoría personales y grupales con los alumnos? ¿Con qué frecuencia se reúne el profesorado con las familias? ¿Cuáles son las vías de comunicación que se utilizan para estar en contacto directo con los padres: agendas, correo electrónico, web cam, web del centro…?

Servicios que oferta el centro: comedor, autobús, ampliación de horarios, “madrugadores”, actividades extraescolares…

Y por supuesto toda aquella información relativa al funcionamiento (horarios, calendario, precios de los diferentes conceptos…)

¿Qué implicación tienen los niños en esta decisión?

Esta decisión es exclusivamente de los padres. Debe ser una decisión acorde al proyecto educativo consensuado que queremos para nuestro hijo.

Sin embargo, no debemos olvidar que el principal protagonista de este proceso es el niño y como tal, hay que hacerle partícipe del mismo. Conviene durante el verano hablarle del que va ser su colegio. Incluso se puede visitar con él para conocer de cerca las instalaciones, las zonas de patio, para ver salir a los niños mayores… 

Transmitiremos alegría y entusiasmo ante esta nueva experiencia e incluso le hablaremos de nuestros momentos felices de infancia vividos en nuestro colegio. Todos estos aspectos facilitarán su entrada en la vida escolar.

Si nos equivocamos en la elección y no estamos contentos con el centro, ¿cuál es el mejor momento para rectificar y buscar uno nuevo?

Si nuestro centro no nos convence, habrá que analizar con detenimiento el porqué y qué buscamos.

Si decidimos cambiar, lo ideal es esperar a acabar el curso escolar para no romper en la medida de lo posible las rutinas y hábitos a las que nuestro hijo está habituado. Momentos clave de transición son el cambio de etapa; ocasión idónea para hacer esta reflexión. Es más, podemos encontrarnos con que diferentes centros se adecúen a las necesidades que buscamos en las diferentes edades; quizá en los primeros años buscamos un espacio pequeño y familiar, más adelante quizá prioricemos la exigencia y el nivel académico, el desarrollo y trabajo de determinadas competencias… Es por esto que si el centro no ha cubierto nuestras expectativas, convendrá visitar otros teniendo muy presentes nuestras prioridades.

¿Has tenido algún niño inadaptado a cuyos padres has debido indicar que debían cambiar de centro a su hijo?

A lo largo de mi vida profesional me he encontrado con varios casos de niños o niñas a las que les ha costado adaptarse a la vida escolar.

La experiencia me dice que cuando hablamos de adaptación, ésta no sólo se refiere a la del niño. Las familias también requieren de un tiempo para adecuarse al funcionamiento del centro y el profesorado también necesita de un período para conocer a su alumnado; las costumbres de cada niño, su carácter, sus gustos,… Mi recomendación es,  sobre todo, mostrar como padres confianza en el centro y en el equipo y tener la convicción de que el niño se queda en un lugar agradable y seguro que le puede aportar mucho como persona.

Es esencial que los padres muestren una actitud positiva, que superen la angustia que algunos sienten ante la separación. Hay que entender que llantos o momentos en los que el niño juega sólo son normales en un principio. ¿O es que nosotros adultos nos adaptamos con facilidad a las nuevas situaciones y compañías? Y eso teniendo en cuenta que poseemos una serie de habilidades sociales que nos permiten desenvolvernos con mayor soltura…

La paciencia y el transcurso del tiempo son indispensables y por supuesto, nuestro sentimiento de culpabilidad, nuestra angustia ante la separación, nuestras dudas tienen que ser superadas para conseguir que nuestro hijo supere las suyas. Los padres y el profesorado influyen claramente en los temores y en la adaptación del niño. Un trabajo coordinado familia-escuela hará que la adaptación del niño acabe, sin duda, siendo exitosa.

Más en lo personal: Cuéntanos tu experiencia con la escolarización de tus hijos.

Las lágrimas de los primeros días, que las hubo, dieron paso a multitud de experiencias; al gateo, a los primeros pasos, a las actividades de estimulación temprana, sabores, olores, garabatos, balbuceos y primeras palabras… Nos poníamos guapos cada mañana; cómodos pero guapotes y salíamos de la guarde a la tarde con olor a colonia. Hasta cremita nos daba Delia para cuidar nuestra piel delicada… Aprendimos a comer trocitos, a controlar el pipí,  kit en mano (sandalias, muda y ropa de cambio…). Nos enfrentamos a este gran reto: el orinal. ¡Qué gran logro!

Cuántas canciones, cuántos bailes… con qué cariño guardamos aquellos videos y fotos… las manos llenas de témpera, incluso los pies… Llegaron luego las celebraciones;  nuestros cumples con bizcocho de forma de osito, los de nuestros compañeros, mi indio chiquitín precioso desfilando por el pasillo y yo… llorando de emoción, de orgullo. Mi panda regordete, que se comía las hojas de bambú de papel pinocho. Nuestras conversaciones con Maite… con la psicología que le caracteriza, conocía a sus niños a la perfección. Nuestros primeros amigos; A. Famora, que no Zamora, J. Odriguez, que no Rodríguez…

De allí pasamos al cole, que este curso cumple cien años; familiar, con sus escaleras de madera relucientes. Nuestras mascotas: Wifi, Nilo… Nuestra maleta viajera llena de nuestros objetos más preciados. ¡Cuánto estamos aprendiendo trabajando de forma cooperativa!

Nuestras letras mayúsculas y luego minúsculas, nuestros números al revés. No hay sonido ni melodía más preciosa que la de un niño silabeando, leyendo sus primeras palabras. Ya estamos en la página 36 de nuestro primer libro de mayores. Las noches, antes de acostarnos, son un verdadero placer.

Nuestros mejores amigos y las amigas nuevas de mamá. Nuestras actuaciones de Navidad, de paje, de antorchero…

A veces somos el responsable de la clase. LLevamos galletas o fruta y narramos el cuento que previamente hemos preparado en casa y cantamos “con las dos manitas cerradas…” a ver quién encuentra el caramelo hoy…

Ya hemos traído a casa nuestro primer examen y nuestros primeros deberes. ¡Día grande! Todos queríamos ayudar en casa con las primeras tareas.

Y nuestras excursiones. ¡Que nervios! ¡Qué ilusión! Este año por primera vez dormiremos fuera de casa con los amigos y la profe. Estamos deseando. Iremos con el saco de dormir.

Las visitas al mercado, a la biblioteca, al buzón de correos a depositar nuestra felicitación navideña, al parque…

El día de la paloma blanca, la fiesta del cole con pizza, con halcones y con mago… la fiesta de verano en el monte con globos de agua incluidos.

El English corner, la sala de saltos y colchonetas. ¡Mañana toca chándal! ¡Yuuju!! Alguna que otra brechita en la frente y más de una tirita.

Vivimos felices en nuestro cole. Nos sentimos seguros y nos mostramos confiados. Nosotros, que no somos precisamente dados a participar en actividades novedosas. Aquí, sin embargo, saludamos con entusiasmo incluso a nuestros amigos de Secundaria.

Hoy es viernes y nos toca campo de fútbol. Nuestra mayor pasión.

Paquita, Chelo, Izaskun y Aitziber; cecanía y firmeza. Cariño y sonrisa acompañados de exigencia y de orden. La combinación perfecta.

Y yo me siento tranquila como madre porque las mañanas que les llevo al cole, les dejo con casi la misma ilusión con la que les recojo a las cuatro y media con nuestra super chuli bolsa de la merienda y es que tengo confianza plena en el centro, en su personal y sé que aquí van a disfrutar y van a aprender un montón. ¡Qué mejor regalo para mis hijos!

¡Gracias por tu tiempo Leyre!

Nos despedimos por hoy. Contadnos vuestras inquietudes sobre la escolarización de vuestros niños. ¡Estaremos encantadas de contestar vuestras dudas!

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7 de febrero de 2014

Piruletas con corazón

Piruletas de chocolate en forma de corazón

Siempre os invito a cocinar con los niños porque resulta una actividad súper entretenida y divertida. A ellos les encanta experimentar con "cosas de mayores" y yo alucino con lo rápido que aprenden y lo mucho que me enseñan.

En nuestro Día sin Cole del pasado 31 de enero, que llamamos "Cocinando en Sweet Vintage Kids" completamos un menú que los niños prepararon con esmero y entusiasmo y que luego se pudieron llevar a casa para comer. 




Lo pasamos en grande preparándolo y todos muy voluntariosos estaban encantados pesando los ingredientes o ayudando en la elaboración. A veces pienso que no serán capaces e intento facilitarles la tarea al máximo para que no se frustren pero muchos me dan lecciones de destreza con los utensilios de cocina.

Por desgracia no tengo fotos del momento, pero os aseguro que mis niños estaban remonos con sus delantales y los gorros de chef que ellos mismos fabricaron. Y todos se metieron bien en harina literalmente.




Hoy os traigo, una receta re-que-te-fácil para preparar con ellos. Piruletas de chocolate con forma de corazón. Es una versión de la que publica Sandra Mangas en su libro Las Recetas de la Felicidad, del que ya os he hablado en otras ocasiones. Aprovechando que llega San Valentín podéis plantearlo como una actividad para ese día. Así les demostráis vuestro amor doblemente, con el tiempo dedicado a ellos y con el súper resultado!!

Ingredientes y utensilios (para unas 10 piruletas):
- 250 gr de chocolate para fundir (yo usé una tableta de Nestle para postres)
- Palitos de piruleta
- Sprinkles (yo utilicé corazones rojos)
- Papel de horno
- Biberón de cocina
- Bandeja
- Papel / cartulina
- Lápiz
- Tijeras

Elaboración:
- Prepara la plantilla en forma de corazón. Yo corté un corazón en cartulina con mi Sizzix pero puedes imprimir y cortar una plantilla de Internet o hacerlo con el truquito de doblar el papel como os enseñé aquí.
- Corta un trozo de papel de horno del tamaño de la/s bandeja/s que vayas a utilizar. Ten en cuenta que debe caber en tu frigorífico. Copia la silueta del corazón en el papel de hornear tantas veces como piruletas quieras teniendo en cuenta las distancias de los palitos que luego vas a insertar en cada piruleta.
- Dale la vuelta al papel (para no posar el chocolate directamente sobre la marca de lápiz) y colócalo sobre la bandeja.
- Funde el chocolate: trocea el chocolate y ponlo en un bowl apto para microondas. Programa el tiempo por intervalos de 30 segundos y remueve con una espátula a cada pausa. El chocolate no debe fundirse completamente en el microondas porque se quemará. Los últimos trocitos deben deshacerse con el calor residual.
- Cuando esté todo fundido pásalo al biberón con ayuda de un embudo. Coloca la boquilla y ¡empieza a dibujar con chocolate! Aquí los niños se los pasan en grande.
- Marca primero el borde y luego rellena. Es como decorar con glaseado.
- Inserta el palito de piruleta y reparte los sprinkles como quieras.*
- Cuando termines con todas las piruletas, mete la bandeja en el frigorífico y en unos 10 - 20 minutos estarán ¡¡listas para comer!!

Trucos:
* Hasta no terminar con una piruleta no empieces con la siguiente porque el chocolate se solidifica y será complicado insertar el palito y los sprinkles no se pegarán.




Una advertencia. Cuenta bien la cantidad de piruletas que preparas porque en cuanto te des la vuelta alguna habrá desaparecido. ¡Sigue las pistas de bigotes de chocolate y encontrarás al culpable!!




¡Mmmmmmmmm! ¿Quién puede resistirse?

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